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Atrás Parque Natural de Las Hoces del Río Duratón

El Parque se localiza al Oeste de la Comarca, con una superficie de 5.037 ha. afecta a los términos municipales de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río. El parque abarca desde el paso del río Duratón aguas debajo de Sepúlveda hasta la cabecera del Embalse de Burgomillodo en el pueblo del mismo nombre.

Cómo llegar:
Saliendo dirección Sepúlveda por la SG-233 en menos de 10 min. nos lleva hasta Sepúlveda, uno de los extremos del parque donde se encuentra la casa del parque en la antigua Iglesia de Santiago.

Qué ver:
Se trata de una formación de origen y proceso similar a las Hoces del Riaza: retorcidos meandros que el río ha ido excavando en la roca caliza hasta encerrarse en algunos tramos entre paredones y cañones de 100 m de profundidad.
A lo largo del recorrido del río evoluciona en distintos ambientes, creados por la diversidad climática y por los distintos tipos de suelo, podemos distinguir paramera, el bosque de ribera y los cortados, con diferentes vegetación y fauna que captarán nuestra atención.
En la parte más alta del río a su paso por el parque podemos disfrutar de un río flanqueado primero por una pared verde del bosque de ribera y en segundo lugar por las altas paredes de roca caliza. No debemos dejar de lado algunas formaciones geológicas de gran belleza en este primer tramo de nuestra visita, como la conocida como Silla de Caballo en Sepúlveda.

Pero en este caso quizá lo más vistoso e impresionante del parque no se encuentra sólo a lo largo de la ribera; sino también por encima de ella. Si nos posicionamos en la parte alta de los cortados, en la paramera podremos disfrutar de impresionantes vistas de las paredes y al fondo el río, pero debemos estar atentos al vuelo rasante de los buitres sobre y bajo nuestra cabeza desde esta posición.

Uno de nuestros lugares favoritos es el promontorio donde se ubica la ermita de San Frutos, al borde de una de las hoces más retorcidas presidiendo a un lado el pantano de Burgomillodo, y al otro un espectacular cortado sobre el río Duratón, paredón en el que se encuentra una gran buitrera, de la que constantemente salen los buitres que sobrevuelan por la zona, a veces a muy pocos metros sobre nuestras cabezas. Lugar, además, rodeado de historia e historias.

Para los más aventureros también se puede invertir la vista, disfrutar del paseo desde abajo, navegando en piragua a lo largo del río.

Características naturales: Hablamos de un espacio de similar geomorfología a las Hoces del Riaza; pero en este caso la explanada del río no existe en gran parte de su recorrido. El río se encuentra encajonado entre dos paredones verticales de roca caliza de 100 m. de altura.
Como se ha dicho existen tres entornos o unidades geo-ecológicas bien diferenciadas que otorgan una gran biodiversidad. En la parte alta del cañón se extiende la paramera, en la que dominan bosquetes de sabina albar y otros juníperus como el enebro, entre los que se instala matorral como tomillo, salvia, aulaga, lavandas... que con sus aromas enriquecen el ambiente y antiguamente los pucheros, aprovechamiento ahora restringido.

Por otro lado, distinguimos una segunda unidad en los cortados del cañón, o roquedos. Las paredes verticales de las hoces no dan facilidades para la instalación de vegetación, lo vemos salpicado de algunas rupículas y arbustos aislados. Pero sin duda lo que buscamos en estas paredes, más que su vegetación es la fauna, reinada por el buitre leonado y otras rapaces que anidan o descansan en sus oquedades y cuevas: águila real, alimoche, halcón peregrino, entre otras.

No en vano, el parque fue designado ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) La tercera unidad ecológica fácilmente delimitable la constituye el fondo del cañón o la ribera del río Duratón, más vistoso y accesible en el tramo más alto del río. A las especies arbóreas autóctonas que podemos encontrar en los márgenes de río, (olmos, sauces, alisos...), arbustivas como el saúco, rosal silvestre, endrino, zarzamora, majuelo...; hay que añadir aquellas introducidas por el hombre a lo largo de la historia: chopos, nogales, castaños, etc.

Esta zona de la ribera da cobijo a una fauna de enorme diversidad: anfibios y reptiles (como el lagarto ocelado), aves de menor tamaño (martín pescador, mirlo acuático, carbonero común, colirrojo tizón, etc.) y mamíferos como la nutria, la garduña, el tejón, zorro, corzo, etc. Fauna que en ocasiones convive en más o menos competencia con el ganado lanar que residualmente pastorea en algunas zonas limítrofes.
Al interés y belleza del paisaje hay que añadir la gran riqueza arqueológica e histórica que encierra en su interior esta garganta. Los valores naturales de la zona se ven complementados, tanto en el plano histórico como artístico de construcciones arquitectónicas singulares: las ermitas de San Julián y San Frutos, el Convento de la Hoz que continúa el paredón de roca con las ruinas de sus muros; cuevas con grabados de la Edad del Bronce; la cueva, casi inaccesible, de los Siete Altares que alberga un conjunto de altares tallados en la roca que parecen evocar los tiempos en que fue un lugar de culto durante la Edad Media.