Nos complace poner a disposición de todos los ciudadanos de la Villa y
todo aquel que tenga interés, el reglamento de la sociedad de baile que
entregó la familia Onrubia Martín para su digitalización el día 7 de
noviembre de 2023 en este ayuntamiento.

Ya existen interesantes investigaciones sobre este tipo de sociedades.
Abajo compartimos un extracto del estudio del investigador particular
Miguel Ángel Soto Caba que aunque se centra en este tipo de sociedades
en la sierra Noroeste de Madrid, si lo cotejas con el reglamento que
escribió Felipe Onrubia, todas debían ser muy parecidas, aunque luego
cada pueblo tuviera sus particularidades.

Descubrirás con un tiempo de lectura que no alcanza los quince minutos,
(si tienes ganas ponte un pasodoble para ambientarte), cómo se
organizaba la sociedad, las normas de decoro, los oficios de portero y
bastonero y otras curiosidades de la época.

Este documento de 1923 (la fecha no es casual) queda de este modo a
vuestra disposición y para siempre, deseamos que los disfrutéis como lo
hemos hecho nosotros.

..."El salón de baile ha sido durante gran parte del siglo XX un espacio
fundamental para la sociabilidad popular, un lugar de encuentro y fiesta
que ha ocupado un lugar relevante dentro de la historia social del medio
rural.
Construidos y sostenidos por sociedades con diversas denominaciones 
(de recreo, de teatro y baile, instructivas, benéficas, etc.), los salones
de baile surgen en el primer tercio del siglo XX.

El surgimiento de estas sociedades recreativas está relacionado también
con un nuevo contexto laboral. En las sociedades urbanas los tiempos no
laborales para las clases obreras, y por tanto de ocio, fueron
adecuándose y sancionando mediante leyes a partir de 1900. El 
fenómeno tendría un ritmo más lento en el medio rural, donde las labores
agropecuarias se van sustituyendo o diversificando con nuevos oficios en
los que aparece la jornada laboral.

El baile, centro de la vida de estas sociedades, es una de las prácticas
más significativas de sociabilidad, un elemento clave y dinamizador de
la vida lúdica. Pero el baile, incluso el baile en pareja, existía antes
de la llegada de los salones de baile. Y son estos espacios nuevos de
sociabilidad los que permiten el desacoplamiento entre la celebración
social y las festividades vinculadas al ciclo anual en el sector rural,
expresión también de un mayor grado de secularización y madurez social.
El salón de baile posibilitó la ampliación del baile más allá de los
días feriados, ya fueran festividades profanas o religiosas: fiestas
patronales, carnaval, Los Mayos, etc. El baile de los domingos, a veces
en varias sesiones, era un momento esperado que rompía la rutina 
semanal de los pueblos. ¡El Domingo hay baile!

Pero la tradición oral en estos pueblos señala que el baile es
divertimento, fiesta, pero es también una parte importante de la
liturgia social del emparejamiento. El salón de baile era el espacio
para lucir traje y vestido. Y el baile del domingo es el momento
aceptado y reglado para acortar distancias, permitir el leve contacto
físico y adivinar en las miradas el grado de complicidad de la pareja de
baile. El baile era una pieza fundamental en el proceso vital de conocer
un mozo o una moza, ennoviarse, casarse y formar una familia. Al ritmo
del pasodoble o de la jota, bailar formaba parte del conjunto de
rituales necesarios para la vida social, bajo la atenta mirada de padres
y madres de familia que vigilaban el cumplimiento de las normas de
moralidad imperantes. También, el papel dinamizador de la vida lúdica
llevaba a estas sociedades a hacerse cargo de la organización de las
fiestas mayores del pueblo o en su activa participación en las mismas,
algo que se ha podido constatar en algunas de estas sociedades hasta
finales del siglo XX..."[1]

SOTO CABA, Miguel Ángel. 2017.
Domingos de baile: de los orígenes a la desaparición de un espacio de
sociabilidad en los pueblos de la Sierra de Guadarrama.
https://elguadarramista.com/wp-content/uploads/2017/11/sociedades-recreativas-en-viii-jornadas-arte-y-ciudad-24nov2017.pdf

Eugenia Martín-Crespo Rodríguez